jueves, 17 de junio de 2010

CADA TANTO

Nunca me han gustado las sanguijuelas, nunca me ha gustado darme cuenta de que estoy llevando una carga cuando ya la estoy llevando. Desafortunadamente cuando uno se sumerge en el agua corre el peligro de que eso pase, además parece haber una especie de sanguijuelas camaleónicas que sacan mayor provecho porque mientras se alimentan tienen otra apariencia y cuando te das cuenta dices: Mierda, me siento como débil. Mierda, se me pegó una sanguijuela. Mierda y ahora como me la quito. Mierda, sanguijuela no te quiero hacer daño. Después la sanguijuela se va pero te deja un poco herido, un poco débil y maltrecho por habértela quitado tratando de minimizar el daño. Cada tanto se me pega una sanguijuela.

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