martes, 27 de julio de 2010

TIEMPO EXTRA


Las dos estudiantes de enfermería de un instituto de la caracas parecen estar muy cerca. Los uniformes azules, los rizos teñidos que sobresalen en su pelo, el maquillaje brillante y la seguridad que parece darles su vagina me intimidan un poco. Me siento un poco más torpe que de costumbre. Inevitablemente mi mirada se cruza por instantes con la de una de ellas, mientras escucho a la otra animarla a hablarme, me avergüenzo conmigo mismo e incluso alcanzo a sentir algo de pena por esos ojos pintados con sombra azul brillante que a veces son vagina y a veces víctima, a veces amor y a veces imposible.

No sé por que no me baje en la estación anterior, por que dejo cosas a la suerte cuando sé que mi mente va a castigarme. Estación tras estación espero una parada que al parecer está demasiado lejos, mi preocupación extrema por la opinión de los demás no me permite alejarme, ni siquiera moverme o hacer algún tipo de gesto que evidencie mi error, tengo que aguantarme al par de hienas con pretensiones de leona, tengo que aguantar sus comentarios y su coqueteo, casi puedo sentir sus voces tratando de atraer una presa, casi puedo ver la humedad de sus labios. Quien sabe, seguro si no sintiera todos estos ojos encima se me olvidaría la cabeza y nos revolcaríamos en su miseria.

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